martes, 26 de agosto de 2008

Construye tu propio LHC, ¡fácilmente!

Uno de los esquemas del LHC / CERN

Si tienes algo de tiempo libre, un terreno amplio detrás del jardín y unos cuantos miles de millones de euros tal vez te apetezca construir un superacelerador de partículas para jugar a los científicos locos.

The CERN Large Hadron Collider: Accelerator, que se acaba de publicar, es una completa y detallada colección de los planos técnicos del Gran Colisionador de Hadrones del CERN, que arrancará en breve para realiar importantes experimentos para el mundo de la física.

La documentación completa son unas 1.600 páginas de explicaciones, imágenes y esquemas, en las que han contribuido 8.000 científicos e ingeneros durante las últimas décadas.

Bonus: también se incluyen algunos experimentos para probarlo.

sábado, 23 de agosto de 2008

Cómo convertir unos clips y un lápiz en un arma láser de oficina

Pistola Clips / Shoplet.com

Desde el departamento de cosas-divertidas-que-hacer-en-el-cubículo llega este Cómo convertir unos clips en arma de oficina, una especie de lanza-lápices al que se le puede añadir un puntero láser para que quede más impresionante.

Capaz según dicen de atravesar una lata con su potencia, forma parte de la lista de objetos de oficina con que se podría matar (ejem – o al menos intentarlo), una serie de «chismes McGyver» que conviene conocer, o por qué no construir «en pruebas», porque son de esas cosas que nunca sabes cuándo vas a poder necesitar.

Todo esto proviene de un blog de suministros de oficina llamado Shoplet; hay que reconocer que le echan imagianción para promocionar sus productos.

lunes, 18 de agosto de 2008

Eslo que hay

Toda nuestra Ciencia, medida comparándola con la realidad, es primitiva e infantil, pero por otro lado es lo más preciado que tenemos.

– Albert Einstein

sábado, 16 de agosto de 2008

jueves, 14 de agosto de 2008

reactable




el reactable es un instrumento electroacústico desarrollado en barcelona por el departamento de música tecnológica de la universidad pompeu fabra. como ellos mismos dicen, “creado por luthieres digitales”.

interfaz reactable

es un trasunto del elektroplankton de toshio iwai para nintendo ds, con el que hemos pasado muchas horas; aunque a años luz en cuanto a tecnología y características.

es de las primeras veces que vemos que el uso de interfaces tangibles se aplica de una manera realmente inteligente, y no cómo un mero espectáculo visual (pese a lo que pueda parecer) también es a su vez un herramienta colaborativa, con la que varios “músicos” pueden interactuar, improvisar y componer de una manera absolutamente libre.

a pesar de ser conocido en círculos techies y de haber sido expuesto en varios eventos y demostraciones, su popularidad se ha disparado tras su uso por parte de björk en el reciente festival de coachella.

quizás la mejor manera de entender su funcionamiento y sonido sea viendo alguno de los videos de demostración que tienen en el web del proyecto. incluimos aquí uno.

El húmedo pasado de Marte se desvela

Es lo que indican dos estudios, que muestran la presencia de peculiares arcillas detectadas gracias al instrumental de la sonda MRO.



Al principio de la historia del planeta y durante miles, incluso millones de años, el hemisferio meridional de Marte estuvo recubierto en gran parte de vastas extensiones de agua. Es lo que indican dos estudios, publicados simultáneamente, que muestran la presencia de peculiares arcillas detectadas gracias al instrumental de la sonda MRO, Orbitador de Reconocimiento de Marte, (Mars Reconnaissance Orbiter).

Ya sospechábamos que en el primer período de su existencia, en la era geológica llamada Noeica*, que duró hasta hace aproximadamente 3 800 a 3 500 millones de años, Marte albergaba mucha agua líquida. La sonda Mars Express lo había sugerido gracias a su espectrómetro Omega. Y el Orbitador de Reconocimiento de Marte acaba de confirmarlo brillantemente. Su espectrómetro CRISM (Espectrómetro de Imagen Compacto de Reconocimiento de Marte), mucho más preciso que el Omega, evidenció la presencia de filosilicatos, un compuesto parecido a la arcilla, que puede formarse sólo en presencia de agua. Los datos complementaron a los de la cámara de alta resolución HiRise (High Resolution Imaging Science Experiment - Experimento Científico de Imágenes de Alta Resolución). Para cotejar los datos del espectrómetro y de la cámara, los científicos utilizaron un tercer instrumento, la cámara del Visor de Contexto (Context Imager, CTX). Con lo que es posible analizar la composición geológica del suelo con una gran precisión y producir magníficas imágenes en falso color que detallan los minerales detectados.

Estos trabajos fueron objeto de dos estudios. El primero (que acaba de ser publicado en Nature) evidenció estos filosilicatos en las altas mesetas, situadas esencialmente en el hemisferio meridional y que representan más o menos la mitad de la superficie del planeta. Lavas, nacidas de una actividad volcánica más reciente, recubrieron los terrenos antiguos del Noeico. Pero millares de impactos de meteoritos cavaron cráteres que sacaron a la luz los silicatos enterrados.

Estos terrenos datan de los principios de la historia del sistema solar, en una época cuando los planetas sufrían un intenso bombardeo de asteroides y de cometas. En la Tierra, las rocas de este período desaparecieron casi totalmente, arrastradas por el movimiento de las placas tectónicas y fundidas en las profundidades del manto. Sobre la Luna, afloran todavía. Los de Marte han estado visiblemente confrontados con agua líquida, que formó estos filosilicatos, haciendo visibles los rastros de lagos y valles. "En ciertos lugares", precisa John Mustard, miembro del equipo CRISM en la Universidad Brown, "la alteración de las rocas es tal, que debió existir una gran cantidad de agua fluyendo sobre el suelo".

El segundo estudio descubrió, en la región del cráter Jezero, los restos de un delta, datado en el Noeico, donde se vertía el agua traída por una red de ríos dentro de un cráter, y en donde se formó un lago de cerca de 40 kilómetros de diámetro.


”Jezero”
El delta del cráter Jezero donde son visibles las arcillas (en verde). Un buen lugar de aterrizaje para explorar el pasado de Marte.
© Nasa/JPL/JHUAPL/MSSS/Brown University
(pulsar sobre la imagen para ampliarla)



Preciados archivos para las futuras misiones.

Los análisis también mostraron una cierta diversidad en estos filosilicatos, que contienen aluminio, hierro y magnesio junto a otro silicato, el ópalo (un silicato hidratado). Esta variedad sugiere que existen condiciones diferentes en el origen de estos minerales. Es probable que estos suelos se formaran en medio ambientes que diferían de un lugar a otro o de una época a la otra. Todos estos resultados conducen a los investigadores a pensar que el agua permaneció mucho tiempo en estado líquido, durante miles o incluso millones de años. Contrariamente a lo que se creyó durante mucho tiempo, el planeta, con una historia compleja y movida, conoció durante un largo período un clima húmedo y temperaturas suaves.

Las conclusiones de estos estudios tendrán un gran interés para las próximas misiones. Estas arcillas constituyen unos archivos excelentes de la antigua historia de Marte. En particular, si la vida pudo desarrollarse temporalmente, habrá podido dejar rastros de una química orgánica. "Es verdaderamente muy excitante", se entusiasma John Mustard. "Hemos encontrado docenas de lugares donde las futuras misiones podrán aterrizar con el fin de verificar si Marte fue habitable y, si tal es el caso, buscar signos de una vida pasada".

Pueden acceder a toda la información publicada en Astroseti sobre la MRO, (Orbitador de Reconocimiento de Marte), desde aquí, y a la publicada sobre el instrumento HiRise (Experimento Científico de Imágenes de Alta Resolución), desde aquí. Y a toda la amplia información publicada sobre Marte desde aquí.


Para saber más:

La escala de tiempo geológica de Marte se fundamenta en tres amplias épocas o eras, definidas por el número de cráteres de impacto de la superficie; las superficies más antiguas poseerían más cráteres. Estas eras son denominadas mediante lugares de Marte que pertenecen a esos periodos de tiempo. La datación precisa de esos periodos no es conocida debido a la existencia de varios modelos diferentes que intentan explicar la tasa de la lluvia meteórica sobre Marte, por lo que las fechas proporcionadas son aproximadas. De la más antigua a la más reciente, estas épocas son:

Noeico (o Era Noeica), así llamado por Noachis Terra: abarca desde la formación de Marte hasta hace unos 3 800 – 3 500 millones de años. Las superficies noeicas están salpicadas de numerosos cráteres de impacto. Se piensa que el abultamiento de Tharsis se formó en este periodo, con extensas inundaciones de agua líquida al final de esta era.

Hespérico (o Era Hespérica), así llamado por Hesperia Planum: abarca entre hace 3 500 y 1 800 millones de años. Esta era se caracteriza por la formación de extensas planicies de lava.

Amazónico (o Era Amazónica), así llamado por Amazonis Planitia: abarca entre hace 1 800 millones de años y el momento presente. Las regiones amazónicas muestran escasos cráteres de impacto, que sin embargo son bastante variados. Olympus Mons se formó en este periodo, junto con otras importantes coladas de lava en otros lugares de Marte.

Pueden encontrar más información sobre los filosilicatos, publicada en Internet, desde aquí.



Crédito de la imagen: Nasa/JPL/JHUAPL/MSSS/Brown University.

miércoles, 13 de agosto de 2008

estas completamente idiota si crees que...

… crees que Microsoft va a reescribir completamente su sistema operativo antes de que Bill Gates muera (para lo que pueden quedar entre 20 y 40 años).

martes, 12 de agosto de 2008

La teoría del todo


La teoría del todo: El origen y destino del universo. Stephen W. Hawking. Editorial Debate, 2007. 128 páginas, español. ISBN: 9788483067529. En inglés: The Theory of Everything: The Origin and Fate of the Universe.

Este libro recoge la transcripción de siete conferencias impartidas en 1996 por el físico Stephen W. Hawking en las que recorre la historia de nuestro conocimiento del universo, desde los modelos y teorías manejados por los griegos hasta los modelos más actuales pasando por cosas como la teoría del Big Bang y el lugar que podría ocupar Dios en ellos, si es que queda algún lugar para él.

Así, las conferencias empiezan manejando conceptos muy sencillos, pero la cosa va liándose a medida que Hawking se acerca a la época actual, tratando temas como los agujeros negros y si son o no peludos, por qué recordamos el pasado y no el futuro, o que podríamos estar viviendo en un universo completamente autocontenido y a la vez sin fronteras, por lo que cada vez hay que ir leyendo con más atención.

Termina el libro con la conferencia dedicada a la búsqueda de la teoría del todo, la que podría explicar el universo en el que vivimos, búsqueda que ocupa a muchas de las más brillantes mentes actuales y en la que la próxima entrada en funcionamiento del Gran Colisionador de Hadrones podría suponer un importante empujón.

Si te interesa este tema y ya has leído sobre él es muy probable que este libro no te revele nada nuevo, en especial teniendo cuenta que son conferencias de hace doce años, aunque no está nada mal como recordatorio, pero en cualquier caso, me parece muy recomendable como texto de introducción para cualquiera interesado en empezar a saber lo que sabemos del universo en el que vivimos.

lunes, 11 de agosto de 2008

mandelbrot


Las nubes no son esferas, las montañas no son conos, las costas no son círculos y ni siquiera la luz viaja en línea recta.

sábado, 9 de agosto de 2008

amar

Amar es el acto de amor dirigido a quien amamos, pero, ¿a quién amamos? A esa persona que despierta y capta la fuerza de nuestro deseo, despertando la fascinación por algo faltante, ignorado e inconsciente, que se constituye en el vínculo de amor. Este vínculo entre amante y amado se va tejiendo mediante imágenes, representaciones y significantes que son las bases de la seducción amorosa. Esta fascinación es la seducción, la cual es el orden de lo fantasmático, y este fantasma es el que establece el lazo inconsciente entre amante y amado, a la vez que regula la intensidad del deseo entre ambos. El fantasma que surge con la seducción alude a una lógica de la insatisfacción (Fernández, I. 1997) que resitúa nuestro deseo al hacerlo insatisfecho en el límite de lo tolerable. Así el mar plantea una satisfacción a la vez en que una insatisfacción, lo que nos hace pensar que amar no se desliga del sufrir, en cuanto el amor tiene un aspecto de insatisfacción, lo que hace al amado un objeto simultáneamente amado, odiado, y angustiante. Este fantasma de la seducción va a establecer el lazo y el libreto de amor y, a su vez, determinará la respuesta efectiva entre amante y amado. La presencia real de los amantes sostiene el libreto fantasmático de amor, su ausencia produciría angustia, añoranza o dolor; amante y amado alimentan su deseo y sostienen su fantasma. Este fantasma hace presencia inconsciente en cada uno de los partenaires, dando marco al inconsciente y haciendo lazo de amor. Con el amar se genera esa presencia ignorada que fascina y que establece un enigmático apego al otro del amor. El amor es un señuelo que nace en el registro imaginario para velar la falta; sin embargo, el amar llama a una configuración simbólica, y su manifestación se evidencia de manera diferente, ya sea que predomine uno a uno de los tres registros: real, imaginario y simbólico (Ayala, B. 1998). Es necesaria la presencia real de los amantes en el amar, ya que ésta despierta ese apego enigmático que fascina, al tiempo que da cuerpo al vínculo de amor y al inconsciente de ambos partenaires. Este apego, este real, es inasible e irrepresentable, pero necesario para sostenerse en la presencia fáctica de la pareja amante-amado, ya que la ausencia de uno de ellos produciría en el otro angustia, añoranza o dolor; de esta manera la presencia real de los amantes se sostiene en el deseo que los une. El registro real del amor estaría constituido por la presencia real de los amantes y por el apego enigmático que se suscita. El fantasma va a regular la intensidad del deseo ya que con su lógica de insatisfacción detiene la desmesura del mismo. El deseo organiza la vertiente imaginaria del amor por la coalescencia de las imágenes del amante y del amado, y por la sensorialidad que la reviste, suscitando los afectos de angustia, amor u odio, según nuestros valores e ideales. El amor, en el campo imaginario, es el llamado erotismo y constituye una fascinación por la imagen del otro. Se produce un cautiverio apasionado por el cuerpo como imagen ideal de la belleza y la pasión. Este registro imaginario del amor puede ser tan apasionado por el impacto amoroso del rostro y del cuerpo del amado que produce una ensoñación que extravía al amante.

El registro simbólico del amor obedece a las variaciones del deseo, el cual tiene una alternancia y una armonía particular, representable simbólicamente en un libreto que organiza la excitación y la insatisfacción del amante. La armonía en la excitación de los amantes responde a un anhelo de satisfacción, mientras la desarmonía da cuenta de una satisfacción que no llena lo anhelado. Existe un desencuentro estructural entre el deseo y el amor, ya que el deseo se organiza en el campo del Otro, siendo el Otro quien atestigua la falta y el vacío, mientras que el amor se estructura en el campo del sujeto, quien va a organizar el señuelo de amor para tratar de velar el vacío que media entre el sujeto y el Otro, borrando la distancia y creando la ilusión de completud. Freud, en 1912, llega a la conclusión de la oposición entre el amor y el deseo; si se ama a una mujer no se la desea, y si se la desea, no se la puede amar. Son dos direcciones impuestas por la disyunción entre las condiciones de amor y la elección del objeto del deseo. Esta disyuntiva plantea que no hay deseo con goce, es decir, que no hay un deseo que plantee la satisfacción en el sufrimiento, y no hay elección de objeto sin pérdida; la elección del objeto del deseo designa una posición subjetiva frente a la castración, siendo el fantasma quien vela la castración, quien define la elección del objeto del deseo. La supuesta acción voluntaria en la elección de la pareja no es otra cosa que la elección en el otro del objeto de su propio fantasma. Así la elección del objeto amoroso se cumple a partir de una cualidad particular, de un rasgo que tiene una cualidad especifica inscrita en el objeto, este factor es la causa y no la condición de amor. Este rasgo de amor no es extraído del otro especular sino que está en el inconsciente del sujeto enamorado, y destaca la reminiscencia en el nacimiento del amor; es el atributo enigmático y el significante del amor, precisamente porque es el significante elegido de su primer objeto de amor, la madre. Este significante constituye una marca que contiene y guarda el secreto incompartible de un goce perdido. Freud (1910) planteó la condición de amor como las circunstancias particulares del sujeto en su vida erótica, fundada en las redes de relaciones significantes que hacen del objeto de amor, un objeto apto para el goce y que dan fe del amor al Otro. No hay contemporización entre estos tres objetos, amor, deseo y goce, ya que la satisfacción del sujeto en el Otro, como su "media naranja", es netamente ilusoria. Pero allí está la función del amor, en pretender contemporizar el goce con el deseo, y lo propio es la ilusión de lograrlo por el camino del rasgo de amor y/o de la condición de amor desplegados en la seducción y/o en el amor.

Morir de amor plantea un efecto doloroso, como una reacción a la pérdida del amado o a la pérdida de su amor. El celar es una de las formas de este dolor psíquico, en donde se mezcla el dolor por la supuesta pérdida del amor del amado, el odio contra el rival, y los reproches que hace el celoso por no poder conservar su lugar. Todo esto lleva a un desorden en la configuración narcisista y/o edípica de la persona, produciendo una relación particular con el objeto amado y con la presencia de un rival potencial o imaginario. El temor al rival nace de la creencia de la pérdida del objeto de amor, lo que da lugar a una relación de desafío sostenida en un deseo hostil hacia el supuesto rival triunfante. Todo esto da pie a una vivencia de humillación, de culpa y de desvalorización de su deseo por el objeto amado. Los celos plantean en el celoso un desamparo y un sufrimiento que genera angustia, la cual podría derivar en rabia contra el rival o el objeto de amor, según si el acontecimiento decisivo, es decir la situación que despierta los celos, es anterior o posterior a la crisis pasional. Si en el celar se produce la conjunción del rival con el objeto de amor antes del advenimiento de la crisis de celos, se suscita una suspicacia que, a su vez, produce un temor angustioso, por lo que vigila y se acapara al objeto de amor con el fin de excluir al potencial rival. Si la conexión del objeto de amor con el rival se produce después del acontecimiento que despierta los celos, la relación de apego con el objeto pasa a primer plano, y puede o no ejercerse una venganza con el rival. El celoso se confronta con su objeto de amor y se interroga a quién ama éste verdaderamente y hasta qué punto puede confiar en él, y es entonces cuando el sufrimiento hace escena. Los celos se ubican en la intersección de la configuración del apego y de la rivalidad, que corresponden respectivamente a la relación entre el celoso y su objeto, y a la relación entre el celoso y su rival. El apego y la rivalidad en el celar están muy próximos entre sí. Es una especie de presuposición alternada, el apego se refuerza con la rivalidad, y la rivalidad se agudiza con el apego que la motiva. La rivalidad, para el celoso, puede ser amarga y dolorosa por la posibilidad de la pérdida del objeto de amor, o también puede ser alegre y conquistadora por reforzar el apego al objeto. El celoso es un sujeto acosado entre dos relaciones, la de apego y la de rivalidad, que lo solicitan cada una por completo, pero a las cuales jamás puede consagrarse exclusivamente. Preocupado por su apego, cuando lucha, y a la inversa, obsesionado por la rivalidad, cuando ama. La escena fantasmática de los celos plantea la unión del objeto amado y del rival, ante un celoso que mira excluido la relación, así la escena admirada se le impone produciéndole satisfacción o insatisfacción.