sábado, 13 de septiembre de 2008

Experimento con papelitos de colores


EepyBird's Sticky Note experiment from Eepybird on Vimeo.

Si no puedes con tu "enemigo" ... pregúntale

Si quieres “vencer” a tu enemigo, o trabajar con tus “amigos”, necesitas ponerte en su lugar, tener empatía, para comprender su comportamiento y sus razones. Por tanto, como planteo en Soitu.es | Piel digital, si tu negocio ve amenazado por las redes P2P la única solución es: Pregunta a los piratas.

En Internet funciona la ambigüedad del térrmino free, que por una parte refleja la libertad de la red y sus consecuencias generativas y por otra identifica modelos de negocio basados en la gratuidad. Si tomamos la segunda acepción, “free as in free beer”, además de modelos de negocio nos encontramos con multiples usos heterodoxos, alegales o ilegales de los contenidos digitales. Es este un territorio amplio y confuso en el que aparece una enorme diversidad de prácticas de los usuarios y las comunidades digitales y diferentes legislaciones nacionales. No pretendo aquí cartografiar este territorio pero si fijarme en el papel de los “piratas”, ya sean aquellos que se reconocen como tales o los que son tipificados así por las industrias con intereses en la red. De hecho, es este un término con el que muchos enemigos de la diversidad, la libertad y los modelos de negocio basados en lo gratuito (y la legalidad) intentan hacer tabla rasa y designar a todos aquellos que usan Internet de acuerdo con todas sus posibilidades. Su intención es que todas las prácticas propias de una economái de la abundancia sean consideradas ilegales y así las industrias de la escasez puedan sobrevivir… Algo parecido, pero con más motivaciones de control político, sucede con el término hacker.

Pero, la demonización de los piratas puede acabar convirtiéndose en un efecto boomerang. Por una parte, la bandera pirata se ha convertido en un símbolo para muchos en la red. Por otra, algunos científicos sociales recuperan en los últimos años el interés por los piratas clásicos, aquellos que en los siglos XVII y XVIII constituían comunidades y redes que funcionaban al margen del orden establecido y que aplicaban sistemas de gobierno mucho más democráticos y libres que la inmensa mayoría de gobiernos de la época. Por ejemplo, el blog Freakonomics se ha ocupado de los piratas clásicos, de su economía y de su forma de gobierno, que utilizan como inspiración para analizar la sociedad contemporánea. La importancia de los piratas va más allá de su uso peyorativo y no en vano el reciente libro de Mat Masson dedicado a analizar la reinvención del capitalismo en la era digital se titula The Pirate’s Dilemma. How youth culture reinvented capitalism. Sus argumentos son sencillos, los piratas digitales contemporáneos, sean legales o ilegales en sus prácticas (y no olvidemos que una misma práctica puede ser legal en un país e ilegal en otro como es el caso de las redes P2P sin ánimo de lucro), están modificando rápidamente las reglas del juego económico. Los intentos de erradicación legal han sido poco existosos, en el mejor de los casos, y contraproducentes en otros muchos. Por tanto, todos aquellos implicados en las industrias digitales harían bien en empezar a entender las motivaciones y el comportamiento de “sus piratas” para tratar de adaptar sus modelos de negocio a la nueva realidad.

Esta ha sido la motivación de Cliff Harris, el diseñador de videojuegos tras Positech Games, para lanzar un experimento en que trata de comprender a la gente que piratea sus videojuegos. Harris comprendía el pirateo en el caso de productos caros, pero no en situaciones como la de sus juegos, en la que el precio es considerado ya bajo y razonable (unos 20$ por juego). En Talking to ‘Pirates’, tal como comenta Kevin Kelly en The Technium (Why people pirate stuff), explica como abrió una conversación online con potenciales piratas para preguntarles por sus motivaciones. Lanzó en su blog. la pregunta "¿Por qué al gente piratea mis juegos?" y la difundió en diferentes foros, como Slashdot , Penny Arcade, Ars Technica, Digg y Bnet. La respuesta fue masiva con cientos de comentarios, y muchos de ellos largos y con argumentos concienzudamente elaborados. El propio Harris ha hecho un excelente esfuerrzo de síntesis y clasificación de las motivaciones. Existen dos grandes tipos de respuestas: las políticas y las pragmáticas. Las primeras fueron minoritarias y solían argumentar contra todo tipo de propiedad intelectual (de forma, en opinión de Harris, poco convincente). Pero las respuestas pragmáticas fueron las realmente interesantes al identificar las causas de una práctica digital muy común, aunque posiblemente no sorprenderán a casi nadie con cierta experiencia en Internet.

Los dos argumentos principales de los piratas son las dos caras de una misma moneda: precios demasiado elevados o calidad baja de los juegos (en relación al precio). Además, el uso de sistemas DRM (sistemas de gestión de derechos digitales) o la ausencia de canales de distribución digital son otras razones para preferir piratear un juego antes que comprarlo (el juego pirateado se obtiene de modo más rápido y sencillo y su instalación menos complicada). Cliff Harris parece haber aprendido de la experiencia y en el mismo post explica como va a modificar su modelo de negocio a partir de estas respuestas: eliminará por completo los sistemas de DRM, ampliará la jugabilidad de las demos, reducirá el precio (hasta menos de 10 $) y aumentará la calidad de sus productos

El caso de Harris y Positech Games es limitado en sus consecuencias. Al fin y al cabo es un diseñador solitario con escasa capacidad para oponerse a sus piratas pero también para hacer cambiar a la industria. Pero, es un ejemplo paradigmático de como se puede aprender de los usuarios para mejorar el modelo de negocio y, finalmente, su propia rentabilidad. Muchas otras industrias que pretenden sobrevivir y crecer en el ecosistema digital harían bien en repetir este tipo de experimentos y, de paso, entender la historia de la piratería … marítima y digital, que tienen más en común de lo que habitualmente parece.